Libros

Escribí cuatro libros a lo largo de mi carrera, inspirados en las obras de Julio Cortázar y de Michel Foucault.

Reunir a Cortázar con Lacan es, para mi, recuperar el proceso de construcción de una obra de 27 años. ¿Cómo se encamina Lacan de un Seminario al otro?, ¿qué saltos hace en sus lecturas para llegar al nuevo paso de su Rayuela? Lacan teorizó, abandonó, perfeccionó, e incluso denostó algunos de sus conceptos. Es necesario recuperar esos procesos. Si no, se corre el riesgo de convertir el respeto a su teoría en sumisión a sus palabras como slogans. 

Así, los invito a leer los Seminarios de Jacques Lacan cual “Rayuela”, el libro de Cortázar, quien decía que existían al menos dos modos de leer. El primero, de forma tradicional, del principio al final. El segundo, salteando capítulos según la propuesta que nos hace el autor para, de esa manera, recuperarnos como lectores activos, que toman las decisiones de su recorrido. Aquí se subvierte el modo de lectura organizado, progresivo, ordenado y se da la bienvenida a la rayuela, la ruptura de la linealidad, sin sentir culpa de un nuevo après-coup, que olvida la sucesión ordenada por el Otro como criterio e inaugura uno nuevo, que tampoco se pretende mejor sino sólo uno entre las tantas lecturas posibles ¿Quién podría decir que una forma de leer es mejor que la otra? “Si la noción de autor es controvertida, la de lector es innegable”.

El concepto de genealogía en Foucault también me acompaña, así como el de sus libros como “cajas de herramientas”.  Esta dimensión -el uso potencial de la obra- es también valioso para mi. “Uso” –palabra muy criticada en ciertos espacios del psicoanálisis- que busca que una escritura pueda servir para que el psicoanalista tome de ella lo que pueda servirle para acompañar el día a día de su clínica.

Reconocimiento en la I Feria del Libro Psicoanalítico